Las exposiciones del museo, originalmente pertenecientes a un renombrado farmacéutico, sirven de inspiración para el diseño, con botes de medicinas como base de la estructura de vidrio oscuro que envuelve el mostrador. Este material, un policarbonato ondulado de color marrón, evoca el rico tono ámbar de los botes antiguos de farmacia, rindiendo homenaje a la colección patrimonial del museo y destacando un elemento estético central.

El proyecto incluyó la cuidadosa reconstrucción y rediseño de la entrada del museo, transformándola en un espacio moderno y acogedor que mejora la experiencia de los visitantes.

En el interior, el motivo de ondas se amplifica, formando un patrón que recorre las paredes interiores. Estas paredes texturizadas se crean a partir de paneles de yeso curvados, montados sobre una estructura metálica sólida y moldeados en semicírculos cóncavos y convexos alternos, produciendo un efecto rítmico de onda.
El acabado final es una capa de enlucido decorativo que imita el concreto encerado, añadiendo una superficie pulida y táctil que equilibra la sensación industrial con un aire de refinamiento. Este enfoque interior armoniza textura, material e historia, trayendo el legado farmacéutico a un entorno museístico contemporáneo.